Por. Darisho Martinez
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Esta es la primera vez que la ciencia logra dimensionar el alcance de sus efectos en el estado emocional de las personas.
La mejor opción para el desgano es ponerse las zapatillas y salir a correr. Sólo 20 minutos bastan para elevar la sensación de bienestar. ¿Por cuánto tiempo? Es lo que, por primera vez, dilucidaron expertos de la Universidad de Vermont, en Estados Unidos, al comprobar que las endorfinas, neurotransmisores asociados al placer y que se liberan con el ejercicio, energizan hasta 12 horas después de realizada la actividad física. Desde que en 1975 se descubrieran las endorfinas o "hormonas de la felicidad", varios estudios las relacionaron con el ejercicio, pero el equipo de Vermont es el primero en indagar sus consecuencias a largo plazo. Para comprobar cuánto dura el impacto de una actividad moderada, los investigadores estudiaron a 48 hombres y mujeres de entre 18 y 25 años, que fueron divididos en un grupo sedentario y otro activo. El grupo que realizó ejercicios utilizó una bicicleta estacionaria durante 20 minutos con una intensidad moderada. Luego, los participantes contestaron una encuesta de ánimo en una, dos, cuatro, ocho, 12 y 24 horas más tarde. Según revelaron las encuestas, la sensación de bienestar de quienes se ejercitaron fue mejor que la del grupo sedentario inmediatamente después de la sesión de ejercicios. Y, más sorprendente que eso, esa sensación se prolongó hasta 12 horas más tarde. "Esto demuestra que incluso el ejercicio aeróbico moderado tiene el potencial para mitigar el estrés diario o cuando el estado de ánimo está perturbado", dijo Jeremy Sibold, profesor de Vermont y uno de los autores del trabajo. Además, hombres y mujeres se benefician por igual. La dosis que se requiere para causar este efecto no es demasiada. Sólo 30 minutos al día pueden marcar la diferencia, dice Sibold, quien recomienda actividades como caminar o bailar para aumentar la vitalidad. MOTIVACIÓN¿Por qué sucede esto? De acuerdo a la intensidad y duración del ejercicio, se estimulan distintos neurotransmisores que intervienen en el ánimo. Un ejercicio de baja intensidad pero prolongado, como caminar, mejora la liberación de serotonina, principal neurotransmisor encargado del ánimo. La serotonina, a su vez, eleva la dopamina, neurotransmisor asociado a la sensación de recompensa. Pero sin importar la duración e intensidad de la actividad, explica Ximena Muñoz, nutrióloga de la Clínica Meds, todas mejoran la liberación de endorfinas. Cuando el cuerpo se pone en movimiento, se liberan y se unen a áreas cerebrales como el sistema límbico (a cargo del control emocional), aumentando la iniciativa y el estado de ánimo. Las endorfinas también se contactan con corteza prefrontal, responsable de las funciones ejecutivas, favoreciendo las decisiones y motivación. Por eso, cualquier deporte mejora el ánimo e incita a seguir ejercitándose.Al liberarse esos químicos en el cerebro se estimula la actividad neuronal, y los cambios de ánimo que dependen del ejercicio. "No es que el químico quede dando vueltas en el cerebro, sino su efecto: hay cambios físicos, porque hay más conexiones y las sinapsis son más fuertes. Eso hace que la red neuronal cambie y provoque el efecto a largo plazo. Si se deja de hacer ejercicio con frecuencia, el efecto se revierte, y si se vuelve a hacer se activa", explica Pedro Maldonado, académico del Centro de Neurociencias Integradas de la Universidad de Chile.