Por. Darisho Martinez
Director General y Oficial.
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Los condones se distribuirán en campos de fútbol y otros lugares donde se congregan los jóvenes.
Los adolescentes británicos podrán conseguir preservativos gratis con una tarjeta de plástico, según un nuevo sistema ideado por el Gobierno laborista para impedir los embarazos no deseados.
Con el fin de evitarles la vergüenza que pueden sentir muchos de ellos al acudir a una farmacia o al médico de familia para solicitarlos.
Los adolescentes se limitarán a mostrar la tarjeta de plástico, similar a las de crédito de los bancos, que se les entregará tras asistir a una clase sobre prácticas sexuales seguras, y no tendrán que identificarse ni informar sobre su vida sexual.
Ese tipo de tarjetas se usan ya en algunos municipios, pero estarán en el futuro a disposición de todos los adolescentes británicos a partir de los trece años.
Se permitirá a las autoridades municipales ofrecerlas incluso a muchachos más jóvenes siempre y cuando éstos muestren ya actividad sexual.
A los chicos que asistan a las clases sobre enfermedades de transmisión sexual se les pondrá un sello en su tarjeta de plástico, que, según se espera, podría convertirse en un "símbolo de estatus".
Los críticos del sistema creen que sólo servirá para animar a los adolescentes a tener relaciones sexuales cada vez más precoces.
"Así sólo facilitaremos y fomentaremos la sexualidad sin que haya una comprensión más profunda de las emociones que entran en juego en ese tipo de relaciones", advierte Josephine Quintavalle, fundadora de uno de los grupos de presión más críticos del sistema.
El Reino Unido tiene actualmente el mayor índice de embarazos de adolescentes de todos los países europeos y el Gobierno ha fracasado en su promesa de reducirlo a la mitad, señala el periódico.
Los adolescentes británicos podrán conseguir preservativos gratis con una tarjeta de plástico, según un nuevo sistema ideado por el Gobierno laborista para impedir los embarazos no deseados.
Con el fin de evitarles la vergüenza que pueden sentir muchos de ellos al acudir a una farmacia o al médico de familia para solicitarlos.
Los adolescentes se limitarán a mostrar la tarjeta de plástico, similar a las de crédito de los bancos, que se les entregará tras asistir a una clase sobre prácticas sexuales seguras, y no tendrán que identificarse ni informar sobre su vida sexual.
Ese tipo de tarjetas se usan ya en algunos municipios, pero estarán en el futuro a disposición de todos los adolescentes británicos a partir de los trece años.
Se permitirá a las autoridades municipales ofrecerlas incluso a muchachos más jóvenes siempre y cuando éstos muestren ya actividad sexual.
A los chicos que asistan a las clases sobre enfermedades de transmisión sexual se les pondrá un sello en su tarjeta de plástico, que, según se espera, podría convertirse en un "símbolo de estatus".
Los críticos del sistema creen que sólo servirá para animar a los adolescentes a tener relaciones sexuales cada vez más precoces.
"Así sólo facilitaremos y fomentaremos la sexualidad sin que haya una comprensión más profunda de las emociones que entran en juego en ese tipo de relaciones", advierte Josephine Quintavalle, fundadora de uno de los grupos de presión más críticos del sistema.
El Reino Unido tiene actualmente el mayor índice de embarazos de adolescentes de todos los países europeos y el Gobierno ha fracasado en su promesa de reducirlo a la mitad, señala el periódico.
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